En un nuevo estudio realizado por Deezer junto a Ipsos en ocho países, 9.000 personas escucharon tres canciones: dos generadas 100% por inteligencia artificial y una compuesta por humanos. El resultado fue claro (y desconcertante): el 97% no pudo diferenciar cuál era cuál.

Este dato confirma algo que ya intuíamos: la IA no solo está avanzando en calidad sonora, sino que también está difuminando los límites entre lo humano y lo sintético en el ámbito musical. Pero lo más preocupante no es si la IA suena bien. Lo urgente es hablar de transparencia, derechos y sustentabilidad para quienes crean música de verdad.
Cifras que hacen ruido:
- Cada día se suben 50.000 canciones generadas 100% por IA a Deezer. Representan el 34% de todos los envíos diarios.
- 70% de las personas cree que la IA amenaza la sostenibilidad económica de artistas, productores y compositores.
- Hasta el 70% de las reproducciones de estas canciones son consideradas fraudulentas.


Entonces, ¿cuál es el problema?
Hoy, muchas plataformas no diferencian entre una obra humana y una generada por IA. Eso distorsiona las recomendaciones, contamina los rankings y sobre todo, diluye los ingresos de artistas reales.
Peor aún: algunas compañías están entrenando modelos con material protegido por copyright, sin permiso ni compensación. Eso no es innovación. Es explotación.
En Random Sounds, tenemos una postura clara:
- Defendemos un ecosistema donde la tecnología potencie a los artistas, no los reemplace.
- No distribuimos música hecha con IA
- Creemos que la música necesita más voces reales, no algoritmos que buscan clics.
La IA puede ser una herramienta. Pero nunca debería reemplazar la creatividad, la cultura ni la identidad de quienes hacen música.
Si eres artista o un sello, es clave que entiendas este nuevo escenario. Elige aliados que te cuiden y distribuidoras que no te mezclen con ruido artificial.
Estamos acá para eso.
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